26 jul 2017

Mahler, 7ª Sinfonía. Boulez y la Sinfónica de Chicago.

Dicen que la Séptima de Mahler es la sinfonía más próxima al espíritu del expresionismo. En la Viena de principios del siglo XX, Arnold Schönberg y sus alumnos Alban Berg y Anton Weber, (la llamada Segunda Escuela de Viena), fueron fervientes defensores de la obra de su compatriota. El tránsito desde la música tonal hacia una música cada vez más atonal realizado por Mahler interesó a estos compositores, aunque el autor de esta Séptima nunca quiso llegar al atonalismo, ni definió a su música en estos términos. Tal vez, el tránsito no fue tanto en la armonía, como en los demás parámetros de la música, especialmente en los de tipo formal. Aunque en Mahler hay una tonalidad, esta no se instala como el elemento que determina toda la música. La forma en las sinfonías de Mahler avanza sin tener una dirección clara hacia la resolución en la tonalidad principal. Por el contrario se produce lo que hemos denominado al hablar de la Primera como “bloques temáticos”, lo que Adorno definía como una dificultad de juventud para modular entre tonalidades que con la edad convertiría en una afortunada forma de organizar su música. El expresionismo latente de Mahler está también en los fuertes cambios dinámicos, (el salto entre pianos y fortes), en la grandilocuencia de su retórica expresiva tan alemana, en las disonancias y en la originalidad en la concepción de su música.

1 El primer movimiento de la Séptima, marcado como Langsam. Nicht Schleppend.-Allegro Risoluto, ma non troppo, empieza como un adagio (langsam), para mudar pronto en un Allegro enérgico. Es un ejemplo muy claro del espíritu expresionista de la obra.  
2  El segundo movimiento, Nachtmusik I, señalado como Allegro moderato-Molto moderato, es uno de los dos Nachtmusik (nocturnos) que el autor había compuesto con anterioridad a su decisión de completar una sinfonía con ellos. Algunos conocedores de la obra de Mahler comentaron que el movimiento fue inspirado por la famosa pintura de Rembrandt “La ronda de noche”. Es una marcha con un diseño poco habitual en sus sinfonías. Es una obra de corte clásico que algunos detalles, como la original percusión o el fraseo en los contrabajos, modifican de forma llamativa.
3  El tercero es un Scherzo, Schattenhaft. Fliessend aber nicht schnell” (“Fantasmagórico. Fluido, pero no rápido”) una especie de deconstrucción del vals vienés. Recuerda al scherzo de la Patética de Tchaikovsky pero mucho más alemán, con una polifonía que se aproxima a lo que podría ser un renovado coral protestante. Acaba siendo una pieza muy original y algo repetitiva.
4 El cuarto es Nachtmusik II. Se basa en un tema de apariencia alegre, aunque, como suele suceder en el diseño estilístico de Mahler, se matiza con frecuencia. Se hace raro ver en este contexto una guitarra y una mandolina.  Acaba siendo una pieza deliciosa.
5  El Rondo-Finale es un alegro conclusivo, con nervio y brillante.

Para escuchar esta sinfonía hemos elegido al francés Pierre Boulez, no solo una de las mejores batutas de los últimos tiempos, (fallecido el año pasado), sino, probablemente, el mayor compositor del siglo XX. Lo hacemos porque la Escuela Serial, que Boulez encarnó junto con el alemán Stockhausen, fue la continuación de la Segunda Escuela de Viena, de la que Mahler fue un antecedente reconocido por los propios miembros de ésta.  

Pierre Boulez dirige la Sinfónica de Chicago, con la que trabajó en muchas ocasiones.   

24 jul 2017

Mahler 6ª sinfonía "Trágica"

             
            En la Sexta Sinfonía, Mahler abandona el uso de la voz humana y se desentiende de las justificaciones programáticas en su música. Es decir, no existe un relato que justifique lo que está pasando en la música. Música absoluta, música pura. Dice Theodor W. Adorno, en su citado libro sobre Mahler, (Mahler una fisiognómica musical), “la expresión en la música no es expresión de nada determinado”. “La música, por estar llena de expresión, adopta un comportamiento mimético, imitativo, como los gestos que son respuesta a un estímulo”. Podríamos decir que la música “es como un lenguaje”, no es un lenguaje porque no tiene una semántica, pero “es como un lenguaje” en cuanto que tiene una sintaxis. Es la explicación formalista que da Hanslik según la cual la música la definía como “formas sonoras en movimiento”. Forma, sonido y movimiento. No hay más. Añadía Hanslick: “La música no tiene otro cometido que la relación significativa de sus elementos. Sus formas son libres, es decir, solo podrá hacerlo a través de la necesidad determinada de sus elementos, nunca a partir de algo exterior, ya sean contenidos procedentes de ideas o sentimientos”.  En el romanticismo los músicos luchaban contra el concepto de música como simple ropaje de la palabra, que era como se había entendido en sus orígenes.
Parece ser que ésta es una sinfonía poco apreciada por el público pero muy reconocida por los críticos. Es igual. Su escucha merece la pena. Destacamos de nuevo la escritura minuciosa de la partitura: las delicadas combinaciones de instrumentos que consiguen timbres particulares, el sutil manejo de las dinámicas (piano-forte), el juego armónico que incluye el intercambio de los modos mayor y menor. T.W. Adorno afirma que: “La dignidad de la música es tanto más elevada cuanto mayor es la hondura con que se percata de la condición contradictoria del mundo”. (La cursiva es nuestra). De manera que en el intercambio de modalidad entre mayor y menor,  encontramos una ambigüedad que es producto de cómo el mundo funciona, con los inesperados cambios entre sentimientos encontrados que nos llevan de un lado a otro en pocos momentos. Cosa que está en la base del mismo concepto de sinfonía. También destaca Adorno la falta de modulaciones en su obra. Las tonalidades cambian de forma brusca, tal vez por una falta de habilidad en sus primeras obras, pero convirtiéndose en un rasgo estilístico en la madurez, según apunta el crítico alemán. 

            La versión que traemos aquí destaca por varias cosas. En primer lugar se trata de una grabación con una extraordinaria calidad de imagen y de sonido, ya que los festivales de verano de Londres, conocidos como los Proms, exigen un notable esfuerzo por parte de la BBC que se juega parte de su prestigio en las realizaciones. En segundo lugar, merece la pena contemplar el ambiente de estos conciertos que tienen una orientación muy popular desde su creación. Proms es una abreviatura de Promenade concerts y fueron creados por un empresario privado y el director de orquesta Henry J. Wood.  Estos conciertos se celebran en el Royal Albert Hall que permite la presencia de un gran número de espectadores.
            Aquí el director es el ruso Valery Gergiev que conduce la World Orchestra for Peace, fundada por Sir. Georg Solti y dirigida por el ruso desde la muerte repentina de Solti en 1997. Gergiev tiene una sólida carrera que incluye las mejores orquestas del mundo, sin embargo tiene muchos detractores que le echan en cara una cierta falta de sutileza, (que hace que Mahler se parezca a Prokofiev) y aspectos como su costumbre de dirigir con una especie de palillo que utiliza como batuta. Tal vez su decidido apoyo a su presidente Puttin y a su política exterior le pueden haber ocasionado algunas antipatías en occidente. A mí me gusta su interpretación de la Sexta.
            La sinfonía se inicia con un Allegro enérgico, ma non troppo, (Heftig, aber markig), que es una marcha con un ritmo muy perceptible, que recuerda los desplazamientos de las tropas nazis para invadir Polonia, ¿o es que lo hemos escuchado ya en los documentales de la II Guerra Mundial? El caso es que esta sinfonía resultó premonitoria de muchas de las calamidades que iban a producirse en el futuro, como nos cuenta la Wikipedia en su entrada de la Sexta deMahler.
            Al final del primer movimiento el público aplaude, lo que me parece una cosa muy acertada, pues, aunque la etiqueta de los conciertos sinfónicos obligue a que no se aplauda entre los distintos movimientos de una obra, hay ocasiones, como ésta, en la que la partitura (y en su caso la interpretación) lo están pidiendo a gritos. Y no pasa nada porque el desarrollo de la sinfonía se suspenda durante unos segundos. Esa es mi opinión.
            Sigue el Andante moderato, que en esta versión va en segundo lugar. En otras versiones el Scherzo va antes que el andante, pues parece que Mahler tuvo dudas sobre el orden de los movimientos dentro de la sinfonía.
            El Scherzo vuelve a tomar el tono de determinación obstinada que primaba en el primer movimiento, con la excepción del trío central, que remansa un poco este ímpetu.
            El movimiento final es de nuevo vigoroso y variado, se inicia con unos pasajes inquietantes e incluye los golpes del martillo en la percusión (los golpes del destino) que auguran un final trágico. La sinfonía finalmente acaba mal. No tiene un final feliz: un tema de coral que se diluye en la nada y acaba en un lamento. 
   





19 jul 2017

En gustos no hay nada escrito. 2ª de Mahler.

            Un blog es una cosa personal, de manera que no tiene ninguna misión institucional. Es solamente un sitio para expresar opiniones y, como decía Parménides, “en la opinión no hay ciencia” y por ese camino: “mortales que nada saben yerran bicéfalos”.
            Digo esto para añadir a continuación una insensatez: no me gusta la Segunda de Mahler. ¿Por qué? No lo sé. No creo que sea porque me parece oportunista que un judío recién converso, como lo era Gustav Mahler, titule la sinfonía “Resurrección”. Ni porque utilice un Lied que se llama: el sermón de San Antonio de Padua a los peces, (Des Antonius von Padua Fischpredigt).
            No es que le haya cogido manía por algún motivo, no. Es que me parece que los temas, la forma de trabajar con ellos, los ritmos, la armonía, el conjunto, qué sé yo… No me producen la misma impresión que en otras sinfonías de Mahler. Tampoco quiero decir que sea música mala. Lo que pasa es que me deja frío, no me emociona como las demás.
            De todas maneras, como estoy seguro de que alguien que viera esta entrada podría parecerle una magnífica sinfonía voy a dejar aquí una de las grabaciones que me parecen más acertadas: la de Claudio Abbado, con la Orquesta del Festival de Lucerna, con Eteri Gvazava (soprano), Anna Larsson (mezzo-soprano) y, nada menos que, el Orfeón Donostiarra, dirigido por José Antonio Sainz Alfaro. Acabo de escucharla y está muy bien interpretada.  


18 jul 2017

La sinfonía "Titán". 1ª de Mahler.

El estilo compositivo de Mahler presenta algunas características propias que ya se aprecian desde la primera sinfonía. Las transiciones extremadamente breves dan lugar a una especie de planos temáticos; en efecto: en los movimientos de sus sinfonías los temas se superponen como en un collage.  El uso de músicas populares es frecuente en todos los compositores cultos, pero en Mahler aparecen a menudo famosos temas de danzas, como los Ländlers y valses de la cultura popular del Imperio Austro-húngaro.

SINFONÍA Nº 1 “TITÁN” de Mahler.
I)  El tema del primer movimiento está marcado como: Langsam, schleppend (poco a poco, lentamente). En el minuto 3:44 de nuestra grabación aparece el tema principal que no es otro que el del Lied “Ging  heut’ morgen über Felds”, que está incluido en el ciclo “Lieder eines fahrenden Gesellen”, (Canciones de un compañero de viaje). Recomendamos encarecidamente la escucha de estos Lieder en las grabaciones que hizo el barítono Dietrich Fischer-Dieskau.  El tema se repite hasta el minuto 8:18 y aún después.



Ging heut morgen übers Feld,
Tau noch auf den Gräsern hing;
Sprach zu mir der lust'ge Fink:
"Ei du! Gelt? Guten Morgen! Ei gelt?
Du! Wird's nicht eine schöne Welt?
Zink! Zink! Schön und flink!
Wie mir doch die Welt gefällt!"
Caminé a través de los campos esta mañana;
el rocío aún pende de cada hoja de grama.
El pinzón alegre me habló:
"¡Hey! ¿No está?¡Buenos días!¿No está?
¡Tú! ¿No está volviéndose un mundo maravilloso?
¡Pío!¡Pío!¡Hermoso y claro!
¡Este mundo me deleita tanto!"


II)  Para el segundo movimiento, Scherzo: Poderosamente agitato, pero no demasiado rápido; utiliza la música popular de un conocido Ländler. La forma es la de un trío con una parte central lenta de una fineza exquisita, como afirma T.W. Adorno (en Gustav Mahler, una fisonomía musical). 
III)  En sentido estricto no hay un movimiento lento en esta sinfonía, aunque hay numerosos momentos en que los temas lo son, como en el mencionado trío del movimiento anterior.  El tercer movimiento es una marcha fúnebre, que se alterna con otros temas, que nace en el contrabajo solista y se va trasladando a toda la orquesta, de manera reiterativa, para posteriormente derivar en temas más ligeros que parecen de banda popular y de danza, con los que contrasta.
IV) Un golpe de los platos da la salida a un movimiento final cuya duración es casi la mitad de la sinfonía. Tema impetuoso, enérgico y febril que justifica el que esta sinfonía sea conocida como el sobrenombre de “Titán”. Forma sonata. Tema lírico contrastando, sin solución de continuidad. Se apunta un tema de conclusión en síntesis que lucha por imponerse. Vuelve el tema del primer movimiento. Un tema rápido, apenas una frase, entra en la lucha. Luego la fanfarria anuncia el próximo triunfo del tema conclusivo, que se genera desde los contrabajos. Las trompas tienen que terminar de pie, según la partitura, y así lo hacen en nuestra grabación. Es una sinfonía que tiene un final feliz, aunque le cuesta alcanzarlo.

Ya dije que era mi sinfonía de Mahler favorita porque fue la primera que escuché con detenimiento en una grabación de Georg Solti para la EMI.

La versión escogida lo es por razones totalmente subjetivas. Se trata del director Lorin Maazel.  Conocí a Lorin Maazel cuando vino a dirigir a mi pequeña ciudad. Por mi trabajo, tuve que preparar el auditorio al aire libre que aquí tenemos en un parque para alojar la orquesta sinfónica, para lo cual tuvimos que construir algunas plataformas a distinta altura. Lorin Maazel ha sido un director que ha colaborado mucho con España. Fue director titular del Palau de Valencia, asesor de la cátedra de violín del Conservatorio Reina Sofía de Madrid y ha tocado en España en muchas ocasiones, a pesar de haber sido director de la Orquesta de Cleveland, de la Ópera de Viena, de la Sinfónica de Pittsburgh, (en la época en que visitó mi ciudad), de la Sinfónica de la Radio de Baviera, Filarmónica de Nueva York, entre otras.

En la grabación que sugerimos hoy, dirige a la Orquesta de Galicia, que suena espléndida y que, como tiene por costumbre, ha grabado el concierto con una gran calidad de sonido y de imagen.



17 jul 2017

La 5ª de Mahler. Daniel Barenboim.

Mahler es el cambio que se realiza desde la tradición. El sonido de su música es el sonido de la gran orquesta de su época, (época que los historiadores han denominado la época del colonialismo, 1870-1914). Esta, no es más que la progresiva disolución de los valores del siglo XIX que terminan de manera trágica, por una parte en la Gran Guerra, que fue llamada la última guerra, (a la que, sin embargo, seguiría una segunda y otras), y por otra parte en la Revolución Rusa de 1.917. 

La música de Mahler responde al espíritu de su época. En principio una música romántica a nivel de superficie, pero en la que en el fondo se están tramando los cambios que van a surgir y de los que el compositor es consciente. El carácter dramático de muchos de sus movimientos, los finales vacíos en que la orquesta se va silenciando, diluyéndose el sonido en el aire, hasta acabar enmudecida. Todo esto son síntomas del drama que se vive en la culta y elegante Europa y que terminarán en los cambios que va a traer el siglo XX, uno de los cuales es la disolución del propio Imperio Austro-húngaro en el que Mahler había nacido y había trabajado.

La Quinta es la primera de lo que se ha llamado el periodo central, de los tres en que algunos autores dividen su creación. La sinfonía es más que el adagietto del que luego hablaremos. Desde la primera nota apreciamos que los estereotipos románticos pertenecen a otro mundo ya caduco. Empezar la sinfonía con unas notas repetitivas en la trompeta no es lo más usual en el característico mundo de las sinfonías. Las indicaciones de tempo se han convertido ahora en unas largas definiciones de las intenciones de la pieza. En el primer tema es “Trauermarsch. In gemessenem Schritt. Streng. Wie ein Kondukt”, que podemos traducir como: “Marcha fúnebre. Con ritmo bien medido. Estricto. Como una procesión mortuoria”. Pues eso mismo es. El segundo dice: “Stürmisch bewegt. Mit grösster Vehemenz”, que viene a ser: “Con movimiento tempestuoso y gran vehemencia”. El tercero es un Scherzo y como todo Scherzo es “enérgico pero no muy rápido”.

Y así llegamos al famoso adagietto. La fama de este movimiento viene, (cómo no) del cine, de la famosa película de Luchino Visconti “Muerte en Venecia”, basada en la novela homónima de Thomas Mann, en la que, además de usar el cuarto movimiento de esta 5ª sinfonía, hace otros homenajes a Mahler, como llamar Gustav al protagonista (G.M. pone en su baúl de viaje) y convertirlo en músico cuando en la novela es un escritor. Pues bien, la famosa película se inicia con los más de diez minutos del adagietto que sirve de fondo para la imagen del vaporetto, (el barco que hace el traslado desde el Lido hasta la ciudad de Venecia), que discurre entre nieblas y donde vemos en su cubierta a Dirk Bogarde en el papel de Gustav, el veterano artista que llega a la ciudad donde conocerá el amor homosexual (no correspondido) de un joven adolescente y que terminará con la muerte del músico. Amor y muerte. 

Visconti estubo mucho tiempo buscando al joven actor que hiciera el papel de Tadzio. Sin embargo dice la wikipedia: "el cantante español Miguel Bosé, entonces un adolescente, fue un candidato a ese papel, pero su padre, el torero Luis Miguel Dominguín, se opuso" 1.

Esa imagen sostenida del barco haciendo su entrada en la ciudad con la iglesia de Paladio al fondo y las multitudes de turistas y sirvientes en una imagen de los inicios del turismo como hoy lo conocemos, se ha convertido en icono cinematográfico. Pero musicalmente, el adagietto es un momento cumbre de su creación. Alguien ha dicho que, según información del autor, quería expresar en él lo que sentía por Alma Mahler. No importa, lo que importa es la manera de llevar la orquesta, centrada en las cuerdas, a través de una calma que propicia una extasiada reflexión.





No podíamos perder la oportunidad de traer aquí a Daniel Barenboim, un músico completo, sensible y que sabe leer la intención de la pieza. En esta ocasión con la Chicago Symphony Orchestra, en la trienal musical de la ciudad del Rin.  





1. Visconti fue el padrino de Miguel Bosé, supongo que por la amistad que le unía a su madre, la gran actriz italiana Lucía Bosé. 

14 jul 2017

De placeres celestiales. 4ª de Mahler.

   Volvemos a retomar las sinfonías de Mahler con su Cuarta Sinfonía y nos encontramos con un director que es imprescindible para el repertorio del compositor austriaco: Bernard Haitink. Este holandés es uno de los más grandes directores vivos. Según su página de la Wikipedia, (página bien documentada y escrita), Haitink cogió la orquesta del Concertgebouw siendo una de las mejores de Europa y la soltó siendo, para el criterio de muchos, la mejor orquesta del mundo.  Pero es que, además, se trata de un gran especialista en Mahler. De esta Cuarta Sinfonía tenemos las siguientes grabaciones realizadas por Haitink a lo largo del tiempo:

                                   ORQUESTA                                      SELLO            AÑO
                                   Royal Concertgebouw                       Philips             1967   
                                   Royal Concertgebouw                       Philips             1983   
                                   Berliner Philharmoniker                     Philips             1991
                                   Royal Concertgebouw                       RCO Live        2006
  
 Así que lo tenemos todo. Tenemos también un concierto en YouTube de septiembre de 2014 de la cadena pública holandesa de televisión NTR, con la orquesta de la cadena, con una imagen y un sonido de alta calidad, en la que podemos disfrutar del buen hacer de este director.
   La minuciosidad, la precisión, la claridad de la interpretación viene muy bien para un autor como Mahler que, no lo olvidemos, en su época fue conocido principalmente como director de orquesta. Creo que Haitink hace una lectura muy correcta de lo que tiene que ser una sinfonía mahleriana.  

   La sinfonía, dedicada a los placeres celestiales, se estrenó, dirigida por el compositor, en Munich en 1901 con escaso éxito, aunque hoy día es una de las que más se interpretan y se basa en un lied de “Des Knaben Wunderhorn”.


Das himmlische Leben
(aus "Des Knaben Wunderhorn")

Wir genießen die himmlischen Freuden,
D'rum tun wir das Irdische meiden.
Kein weltlich' Getümmel
Hört man nicht im Himmel!
Lebt alles in sanftester Ruh'.
Wir führen ein englisches Leben,
Sind dennoch ganz lustig daneben.
Wir tanzen und springen,
Wir hüpfen und singen,
Sankt Peter im Himmel sieht zu.
Vida Celestial
(De "El cuerno mágico del niño")

Disfrutamos los placeres celestiales
y evitamos los terrenales.
¡Ningún tumulto mundano
alcanza a oírse en el Cielo!
¡Todo vive en la paz más dulce!
¡Llevamos una vida angelical!
No obstante, somos muy alegres:
bailamos y brincamos,
¡brincamos y cantamos!
Entretanto, ¡San Pedro está en el Cielo!




   

13 jul 2017

Aliños estilísticos. 3ª de Mahler

   Este verano me refresco por las noches escuchando las sinfonías de Mahler, que me traen los aíres de mi adorada Austria al salón de casa, ardiente por los calores del sur de España. No hace mucho dediqué varias noches a escuchar sus sinfonías dirigidas por el añorado Claudio Abbado, (que nos dejó en 2014).
   El primer amor nunca se olvida y la primera, que fue la sinfonía con que me inicié en la escucha de Mahler (vía Georg Solti) hace ya tiempo, (cuando en los años ochenta del siglo pasado se puso de moda el autor austriaco), ha sido durante mucho tiempo mi preferida. La segunda, no sé por qué razón, me deja algo indiferente. Ahora estoy oyendo la tercera, que es una sinfonía que va a más según avanza.
   Hace poco leí alguna crónica que ensalzaba la figura de Mariss Jansons y que decía que el director letón era, para los músicos profesionales, el mejor director actual. De modo que encontré en el YouTube una versión suya de la Tercera de Mahler  con la orquesta del Royal Concertgebouw de Ámsterdam y me dispuse a escucharla.




   La versión del nórdico director me dejó algo frío. Es verdad que no hay que introducir rubato en músicas donde tal recurso no se utilizaba, pero en la música romántica y postromántica, sería un uso historicista hacerlo, pues, es en el romanticismo cuando se utilizaba con más profusión, aunque no estuviera marcado en la partitura. De manera que, al día siguiente, me dediqué a escuchar una grabación más antigua, de cuando nadie se ruborizaba de usar el rubato y los fortes y pianos se exageraban un poquito más de lo que se pedía en la notación. Escuché la versión de Leonard Bernstein con la Filarmónica de Viena, Christa Ludwig, el Coro y los Niños Cantores de Viena, en una magnífica grabación del año 1.973. Dicen que los directores se vuelven más expresivos en sus movimientos según envejecen, este Bernstein de cincuenta y cinco años lo era, especialmente en el último movimiento titulado “Langsam. Ruhevoll. Empfunden”, (“Lento. Tranquilo. Con sentimiento profundo”).



   Un magnífico resultado. Pero hice un pequeño experimento. Terminada la obra, volví a escuchar de nuevo los tres últimos movimientos en la versión de Jansons poniendo atención en los evidentes cambios estilísticos y me di cuenta de la precisión y fidelidad del letón a los tempi, al ritmo exacto de la sinfonía, a la atención con que controlaba las dinámicas, dando como resultado un sonido menos expresivo, pero que si se escucha con atención es transparente y claro como el agua de un arroyo de montaña. La partitura, interpretada con esa precisión, es suficiente para expresar todo lo que hay que expresar, sin necesidad de aliños estilísticos.