21 ago 2014

Canto mozárabe: la más antigua tradición musical hispana.



Decíamos en la entrada anterior que: ”La historia del desarrollo medieval de la música es uno de los episodios más curiosos de la historia de la estética, porque para poder avanzar en su camino se ve obligado a utilizar algunas argucias”. Las dificultades para innovar en el canto se debían a la política seguida por la Iglesia que tenía dos objetivos, según Giulio Cattin (Historia de la Música, 2. El Medioevo, primera parte, Turner Música, 1987), por un lado pretendía que todos los ritos siguieran al romano y por otro lado: “la certidumbre de que éste había sido sugerido a San Gregorio Magno por inspiración divina confería un carácter sacro a tal repertorio, siendo la actitud de autoridades y cantores hacia el mismo la de seguir el lema: ne varietur. (No variar nada)”

El resultado de esta política fue el triunfo de la ortodoxia vaticana que adopta la forma en lo musical del canto gregoriano. Toda la tradición que incluye a San Gregorio (540-604) en este asunto es una narración de la Iglesia que no tiene ninguna base. Afirma Giulio Cattin en su libro: “en lo que respecta a Gregorio, ningún texto que le pertenezca, ni otras fuentes cronológicamente cercanas al mismo, prueban una intervención directa del pontífice en relación a la música. La creación de la tradición que presenta a Gregorio como autor de las melodías gregorianas se produjo de forma gradual”. “Tres siglos de tiempo para crear el mito de Gregorio, según la costumbre que tiende a situar bajo la égida y el nombre de personajes famosos una actividad pluriforme y prolongada en el tiempo”. 

Antes de la intervención de los reyes francos en el siglo IX, (en especial de Carlomagno), no se crea el canto gregoriano unificado. Antes de esa época lo que existen son varias tradiciones litúrgicas que incluyen diferentes formas de canto con ritos propios distintos de unas regiones a otras, siendo éstos los siguientes:
  • - el canto greco-bizantino
  • - el canto romano antiguo (o paleorromano)
  • - el canto ambrosiano (o milanés)
  • - el antiguo canto aquileyense y beneventano (también en Italia)
  • - el antiguo canto hispano (mozárabe y galicano).

El canto mozárabe se corresponde con la liturgia visigótica y pervive en la península ibérica después de la dominación musulmana, de ahí su nombre de mozárabe (propio de cristianos en tierras de moriscos). Dura hasta el siglo XI, cuando el canto gregoriano se ha extendido a todas las iglesias europeas y Alfonso VI lo impone, aunque se tolera en las zonas dominadas por los musulmanes. Se piensa que la música Andalusí tiene elementos traídos de Oriente mezclados con elementos autóctonos que ya estarían presentes en el canto mozárabe, de manera que podemos decir que la mozárabe es la primera música culta de que tenemos constancia en España.
La pervivencia del canto mozárabe se ve amenazada por el predominio que la jerarquía católica da al canto gregoriano unificado para toda Europa, pero también debido a que su notación, al ser muy antigua, no distinguía la altura tonal, por lo que las notas no quedaban escritas. Esta notación era solamente de las llamadas nemotécnicas y servía para recordar el canto a los cantores que previamente lo conocían.
Luego, empezó a ser notado en el siglo XI y en el siglo XVI se escriben en notación cuadrada los cantos que para entonces se conservan, pero esta labor, dirigida por el Cardenal Cisneros, llega demasiado tarde y parte de las características propias del canto mozárabe ya se habían perdido.
La confusión que se produce en su transmisión llega hasta nuestros días. Mucha de la música que aparece en YouTube como canto mozárabe no es sino canto gregoriano común. Hay que rastrear algún intento más informado para poder escuchar el auténtico canto mozárabe tal como nos ha llegado hasta nuestros días, como en estas grabaciones de la Misa mozárabe de Santa Eulalia de la Capilla Gregoriana del Santísimo Cristo del Calvario de Mérida que interpreta una Reconstrucción de la Misa Mozárabe de Santa Eulalia de Mérida.

El interés actual de esta música reside en que en ella se esconden los orígenes más recónditos de la tradición musical hispana.


12 ago 2014

Música medieval: tropos y secuencias.


Uno ha tardado en llegar a estos estadios de la música. Sólo el estudio de su historia permite conocer bien los ejemplos musicales de épocas tan antiguas. Cuando se escuchan las músicas medievales y renacentistas, en su mayor parte música cantadas, se alcanza un nuevo conocimiento musical que nos abre muchas puertas al disfrute sonoro.

El canto religioso antiguo se le atribuye al Papa Gregorio I, (Gregorio Magno), aunque esta atribución oficial es la forma en que la ortodoxia católica ha pretendido narrar la formación de la música sacra. En realidad Gregorio, como todos los primeros Padres de la Iglesia era bastante austero y tenía pocas veleidades artísticas. La obra de este papa consistió en unificar la liturgia para construir una jerarquía eclesiástica grande y poderosa. El pensamiento católico de estos primeros cristianos se refleja muy bien en las ideas de San Agustín de Hipona sobre la música.
“La música tiene una única tarea primordial (…) disociar a la razón, mediante sus perfectas relaciones acústico-matemáticas, de los sentidos carnales y elevarla a la verdad inmutable, al único Dios y Señor de todas las cosas (…). Así pues, debe conducir al alma a reconocer que las cosas terrenas están subordinadas a las celestes”. (Citado por el blog: El ciento por uno).

Agustín es un reflejo del tránsito del clasicismo greco-latino al cristianismo. Su libro “De Música” supone una nueva aportación al estudio de la música como lo habían hecho los clásicos griegos desde los pitagóricos: la música como la ciencia de las proporciones acústicas que mediante el uso de las matemáticas alcanza su comprensión. Sin embargo San Agustín ya la relega a un mero adorno, a un simple aditamento de la palabra para mayor gloria de Dios. La única misión que le cabe a la música es ayudar a los creyentes en el camino de la fe. Es decir, nada que tenga que ver con una concepción artística, con una estética determinada.

Así constituido, el canto llano, (la monodia conocida como Gregoriano), resulta en un callejón sin salida. Al músico, al cantante, no se le permite salirse de los estrechos límites de la ortodoxia. La historia del desarrollo medieval de la música es uno de los episodios más curiosos de la historia de la estética, porque para poder avanzar en su camino se ve obligado a utilizar algunas argucias.

Puesto que la jerarquía de la Iglesia no permitía modificar el canto gregoriano que ero lo único que estaba permitido cantar en la casa de Dios, los músicos creativos descubrieron en el uso frecuente de los melismas una salida a las limitaciones litúrgicas. Los melismas son las largas frases melódicas con que se adorna una palabra y que se extienden más allá de la sílaba en un subir y bajar sobre la melodía. Una forma musical en la que ha pervivido el melisma antiguo es en el flamenco, cante lleno de formas musicales ancestrales. Pues bien, los músicos medievales creativos aprovecharon estos melismas para introducir en ellos nuevas formas musicales. Primero se alargó el melisma del Aleluya de la misa y sobre él se construyó toda una nueva melodía. Posteriormente, cuando esta melodía estaba aceptada por la ortodoxia, se le añadió un texto, dando lugar a los llamados tropos. Como estos tropos sustituían el melisma por un nuevo tema melódico completo fueron llamados tropos de sustitución. El sistema siguió evolucionando y de estos tropos que se  usaban a menudo fueron saliendo temas nuevos con personalidad propia que luego fueron llamados secuencias

Desde el siglo IX se conservan ejemplos de secuencias de la escuela de San Marcial de Limoges (relacionada con el Codex Calixtinus de Santiago de Compostela) y de Notker Balbulus (de la abadía de San Gaull en Suiza) que la introdujo en Alemania. Las secuencias llegaron a ser muy populares por cuanto que suponían una forma nueva de entender el canto. Pero cuando la ortodoxia vuelve a tomar las riendas de la iglesia tras la reforma luterana, se vuelve a estrechar el cauce de la música. El concilio de Trento sólo permitió el uso de cuatro secuencias:
·         Victimae paschali laudes, cantada en Pascua.
·         Veni, Sancte Spiritus, cantada en Pentecostés, 50 días antes de Pascua.
·         Lauda Sion Salvatorem, cantada 60 días antes de Pascua.
·         Dies irae, cantada el día de los Difuntos, 2 de noviembre, y en las misas de funerales.
·        Stabat Mater, añadida en 1727, se canta el día de Nuestra Sra. de los Dolores, 15 de septiembre.

Estas figuras musicales, los tropos y las secuencias, están presentes en la formación de la polifonía, que sigue un camino parecido en su desarrollando, salvando las limitaciones que le imponía la ortodoxia cristiana con inteligencia y habilidad.

Aquí puede oírse una grabación del Aleluya de la misa gregoriana por los Monjes de Silos, donde se pueden apreciar los largos melismas que aparecen en este canto.