21 mar 2014

Kent Nagano y Frank Zappa. Dos biografías musicales opuestas encontradas.

Me ha llamado la atención unas declaraciones en EL PAÍS del director de la Orquesta Sinfónica de Montreal y de la Ópera Estatal de Baviera, el norteamericano de familia japonesa Kent Nagano. Dice Nagano que en su casa, cuando era joven, hacía música todas las noches con su madre pianista y su padre, arquitecto y matemático pero también melómano. Esto, que podría causar una gran envidia en algunos, tiene su parte negativa, porque también cuenta que su madre no le dejaba escuchar a los Beatles y que cuando en California se produjo la eclosión hippie, le retenían en casa mientras él contemplaba a la gente de su generación desde la ventana de su cuarto. En la vida no se puede tener todo y uno lee su entrevista con una cierta compasión hacia el pobre muchacho que fue Nagano.
Pero la vida está llena de paradojas y resulta que cuando Frank Zappa realiza su primera grabación con la London Symphony Orchestra le llama a él precisamente para dirigir. Frank Zappa era un músico de rock, nunca pretendió otra cosa, pero siempre fue muy exigente consigo mismo y sintió un respeto inmenso por la música, cualquier tipo de música; de manera que de forma natural, terminó al final de sus días colaborando con músicos que pertenecían al entorno de la música culta europea, como el Ensemble Modern de Frankfort. Cuenta Nagano que descubrir a Zappa fue: "my first chance, my first real break".
Cuenta Richard Burnett en Hour Community las siguientes impresiones de Nagano sobre Zappa.


LA CONEXIÓN ZAPPA

La exitosa carrera de Nagano incluye el haber sido director musical de la Ópera de Lyon, director principal de la Orquesta de Manchester’s Hallé, director principal y director artístico de la Deutsches Symphonie-Orchester de Berlin, director principal y director musical de la Ópera de Los Ángeles, así como de la Ópera Estatal de Baviera y la Orquesta Sinfónica de Montreal.
Durante este tiempo ha ganado premios Grammy y ha trabajado con artistas como Björk , Sting y Paul McCartney, y ha colaborado con Sophia Loren, Bill Clinton y Mijail Gorbachov.
Pero Nagano, (que cuando le defino como la estrella de rock del mundo clásico se ríe y contesta " Eso es para mí un honor"), admite de buena gana que su primera gran oportunidad se la dio el difunto Frank Zappa en 1982.
"La vida es divertida - nunca se sabe lo que va a suceder", dice Nagano . " En ese momento yo estaba de visita en un centro de música electrónica en París [el IRCAM de Boulez] y vi una lista de futuros proyectos anunciados en una pared, y uno de ellos era el de Frank Zappa. Así que escribí una carta al Sr. Zappa y le dije que estaba interesado en oír algo de la música que hacía. De repente recibí una llamada telefónica de Zappa. “¿Kent? Soy Frank, me gustaría conocerte, ¿podrías venir a mi show?" “Y lo hice. Fue la primera vez que asistí a un concierto de rock" .
Continúa Nagano, "Zappa me dio una gran pila de partituras orquestales. Yo no escuché nada de él durante mucho tiempo. Varias semanas más tarde me llamó y lo arregló todo para que volara a Los Ángeles. En ese momento, con 31 años, yo era el típico músico muerto de hambre. No tenía donde caerme muerto. Cuando llegué a Los Ángeles, Frank Zappa había contratado una orquesta privada. Me puso al frente de ella y me dijo: “Dirige”. Y yo le contesté:”¿Qué?”, “tenía que dirigir las partituras con sólo mirarlas. Era una forma de trabajar exasperante. En un momento dado comprobé que se producían tantos errores que tuve que empezar a poner orden en todo aquello."
Al volver a su casa, Nagano y Zappa comentan el próximo proyecto de la estrella de rock con la Orquesta Sinfónica de Londres, un trabajo para el que Zappa contrataría a Nagano como director. Fue el punto de inflexión de su carrera.
"En cierto modo resulta divertido que aquello fuera mi primera oportunidad, mi primera gran oportunidad ", dice Nagano. "El Sr. Zappa me presentó a la Orquesta Sinfónica de Londres y esa es una relación que aún continúa hasta nuestros días. "

Richard Burnett en Hour Community   (http://hour.ca/2008/09/04/nagano-grooves/)

Aquí podemos escuchar al propio Kent Nagano comentando aquel episodio.




Y aquí algo de la música de Zappa que al director le pareció tan interesante.


19 mar 2014

John Coltrane: A Love Supreme.

El 26 de julio de 1965, John Coltrane interpretó “A Love Supreme” por primera y única vez en directo. 
Los 12 minutos que siguen son el único metraje que ha sobrevivido a esa interpretación.

Part. 1 Acknowledgemente
Part. 2 Resolution

En directo desde el Festival de Jazz de Antibes, en el sur de Francia, el 26 de junio de 1965.

John Coltrane. saxo tenor
Elvin Jones, batería
McCoy Tyner, piano
Jimmy Garrison, contrabajo. 



17 mar 2014

Músicas y sentimientos.

A una niña inteligente que manifestaba su disgusto por no encontrar a su abuelo le cuenta su familia que el abuelo está en el cielo. Ella quiere verle y no se conforma con la explicación. “Pero si está en el cielo, hija”, le dicen, y la niña contesta: “pues cogemos un avión y subimos a verle”. Me gusta esta historia real que me contaron ayer. Los seres humanos nacemos con una gran inclinación por la racionalidad. Pero a esta forma de enfrentarse a los problemas de manera racional se opone otra que está claramente mediatizada por el miedo, en especial el miedo a la muerte y demás traumas innatos o promovidos que es la que nos lleva al otro lado, al lado de lo mítico, en definitiva de lo religioso: lo que no podemos, (o no queremos), explicar, lo explicamos mediante el mito, la superstición o la religión.

Tras el lúcido razonamiento de la niña, me levanto esta mañana y al abrir el Facebook me topo con el comentario de un amigo sobre el artículo aparecido en Jot Down sobre el famoso disco de John Coltrane, comentario titulado: A Love Supreme, el evangelio según John Coltrane; que viene firmado por Emilio de Gorgot. No me queda más remedio que leer el artículo.
El artículo me descubre algo que yo desconocía: el poema que viene escrito en el interior del disco, es recitado, “nota por sílaba”, (como dice el autor), por Coltrane con el saxo. La duración de las palabras, de las frases, incluso la entonación de la pronunciación en inglés de los versos es la misma que la de las frases musicales de Coltrane. Asombroso. Pero resulta que esto no es ninguna novedad. Hago una rápida investigación en la red y me encuentro con que la propia entrada de la Wikipedia sobre el disco lo revela en la edición inglesa: “In the final movement, Coltrane performs what he calls a "musical narration" (Lewis Porter describes it as a "wordless 'recitation'") of a devotional poem he included in the liner notes. That is, Coltrane "plays" the words of the poem on saxophone, but does not actually speak them. Some scholars have suggested that this performance is homage to the sermons of African-American preachers”. El autor del artículo de Jot Down podía haber glosado este asunto y comentar esta obra maestra de John Coltrane, pero no contento con ello, se dispone a dar todo tipo de explicaciones sobre cómo la religiosidad del músico se vierte en la música que interpreta el cuarteto. Según esto, la grabación no sería sino una especie de eucaristía que lleva al músico a una revelación trascendental.

Lo que está detrás de todo esto es una forma de pensamiento, la que afirma que la música puede relatar, puede transmitir un mensaje. Pero resultan fallidos todos los intentos de buscar significados en la música, al menos desde nuestra cultura. Los primeros musicólogos decían cosas como que las cuatro primeras notas con que se inicia el primer movimiento de la Quinta Sinfonía de Beethoven son los golpes del desino llamando a nuestra puerta. Este tipo de interpretaciones que pretenden que la música es un lenguaje que trasmite mensajes concretos están muy olvidadas desde hace mucho tiempo. Eduard Hanslick, que murió en 1904, discutió a los románticos su idea de la música como una especie de” narración de sentimientos”. En su obra más conocida: De lo bello en la música, publicada en 1854, afirma que ésta debería ser estudiada científica y matemáticamente y no con respecto a los sentimientos. Si lo hicieran así, los que defienden esa postura que podemos llamar “mítica” o del “ethos” en la música, podrían darse cuenta de que toda la música no es más que vibraciones de ondas sonoras que se juntan para producir sonidos que evolucionan según una forma determinada. El materialismo radical no acaba con todas las formas de analizar la realidad pero quita muchas tonterías de nuestro pensamiento de un plumazo. De hecho, las interpretaciones más documentadas sobre el sentimiento de la música, fracasan continuamente y de forma estrepitosa. Por ejemplo, los autores medievales asignaban a cada uno de los modos en que se interpretaba el canto gregoriano un sentimiento característico. Veamos algunos ejemplos:
“Guido D'Arezzo dice: “El primero es grave, el segundo triste, el tercero místico, el cuarto armonioso, el quinto alegre, el sexto devoto, el séptimo angélico, el octavo perfecto”.
Adán de Fulda los comenta así: “El primer modo se presta a todo sentimiento, el segundo es apto para las cosas tristes, el tercero es vehemente, el cuarto tiene efectos tiernos, el quinto conviene a los alegres, el sexto a los de probada piedad, el séptimo pertenece a la juventud, el octavo a la sabiduría”.
Juan de Espinosa, autor del siglo XVI, comenta por su parte: “El primero es todo alegre y muy hábil para amansar las pasiones del ánimo...; grave y lloroso es el segundo, muy apropiado para provocar lágrimas...; el tercero es muy eficaz para incitar a ira...; mientras que el cuarto toma en sí toda alegría, incita a los deleites y modera la saña...; el quinto causa alegría y placer a los que están en tristeza...; lloroso y piadoso es el sexto...; placer y tristeza se reúnen en el séptimo...; por fuerza tiene que ser muy alegre el octavo...” (Tratado de principios, de 1520).”
Es decir, que para Guido D’Arezzo, el gran teórico medieval de la música, el primer modo “es grave”, mientras que para Juan de Espinosa en el siglo XVI:”El primero es todo alegre y muy hábil para amansar las pasiones del ánimo”. ¿En qué quedamos?
Al principio de la época barroca se instituyó una especie de “retórica musical” que decía cosas como que una frase musical descendente creaba una sensación de tristeza, de recogimiento. Pero, “Música y lenguaje utilizan áreas distintas en el cerebro. De hecho, la música posee un modo particular de generar coherencia que no siempre comparte con el lenguaje” dice Ruben López Cano, autor de “Música y retórica en el Barroco”.
Los primeros autores que estudiaron la forma sonata, hablaban de los temas contrastantes que forman la exposición en términos de tema masculino y femenino. Las muchas mujeres musicólogas que trabajan hoy día en estas cosas te pueden mandar muy lejos si utilizas criterios tan sexistas para analizar una sonata de Beethoven. Así que lo mejor será que dejemos las cosas en su terreno y que hablemos de música, cuando analizamos música y de poesía cuando analizamos un poema y no mezclemos lenguajes que no tienen nada que ver entre sí.  

Así que volviendo al artículo de Jot Down, estoy totalmente en desacuerdo con la interpretación que hace el autor de este disco de Trane. Es cierto que la música negra, siente los sonidos de los instrumentos más cerca de los sonidos de la voz humana de lo que lo hace la música clásica europea, más dada a contemplar la realidad musical desde un prisma abstracto, cuyos valores son propios y su finalidad es su mera creación. También es cierto que las personas que han tenido que pasar el trauma de abandonar adicciones tan fuertes como el alcohol y la heroína,  se ven a veces impelidos a buscar apoyos en estos mitos, en cualquier historia que de soporte a una decisión tan enérgica como esa. Algunas veces estas personas se obsesionan con la religión para olvidar sus obsesiones anteriores. También es cierto que para los afro-americanos la celebración religiosa constituye una fiesta en la que la música está muy presente y adquiere un protagonismo especial. Seguramente Coltrane, en horas tan difíciles de su vida se acordaría de los predicadores de su Carolina del Norte natal, es probable que todo esto le diera fuerzas para superar sus problemas físicos y le animara en la creación de su propia música. Pero todo esto no es razón suficiente para que analicemos su música como si de una eucaristía se tratase.

“A love supreme” es música y es jazz.

Nada más y nada menos.